21-D / Elecciones Catalunya

El próximo jueves se celebran elecciones al Parlament de Catalunya.

elecciones 21d

Unas elecciones convocadas por el presidente de España, Mariano Rajoy, al amparo de la aplicación del artículo 155. Unas elecciones que se producirán con los presidentes de la ANC y Òmnium Cultural llevando más de dos meses encarcelados. Del mismo modo, se producirán con el vicepresidente Oriol Junqueras y el conseller Joaquim Forn, también en prisión. Y con el presidente Carles Puigdemont y medio gobierno de la Generalitat exiliados en Bruselas. Eso, sin contar, los otros consellers que también pasaron semanas privados de su libertad y que, finalmente y por fortuna, se encuentran ya en libertad bajo fianza.

Así las cosas, no se trata de modo alguno de unas elecciones normales. Tampoco estas elecciones pueden considerarse de ninguna manera una “fiesta de la democracia. Son unas elecciones tristes. Unas elecciones que ponen en evidencia la historia de un fracaso. Unas elecciones al Parlament de Catalunya impuestas desde el Congreso de los Diputados en Madrid. Unas elecciones que, definitivamente, tampoco servirán para solucionar el conflicto “España-Catalunya”. Puesto que este conflicto sólo se podrá solucionar cuando se afronte de una vez, como es evidente. Y afrontarlo no significa aplicar la represión de estado, ni pretender que el independentismo desaparezca de una vez con una varita mágica. Muy probablemente tampoco signifique proseguir con la vía unilateral, aunque es absurdo pretender que los partidos independentistas decidan abandonar sus legítimas aspiraciones. Ahora bien, la solución tampoco pasará jamás por la falsa equidistancia de cierta izquierda que, desafortunadamente, intenta poner en el mismo saco a los que pretenden ejercer el derecho a la autodeterminación (aún desobedeciendo la legalidad vigente) con los que aplican el autoritarismo y el uso de la fuerza. La equidistancia – tal y como se desprende de su propia definición – en ningún caso puede acabar siempre favoreciendo a una de las partes. Y aún menos si la parte favorecida es aquella que tiene el poder para imponer su voluntad por medio del uso de la represión. Y por último, la equidistancia tampoco puede basarse en proponer soluciones imposibles o, cuanto menos irreales, sino en afrontar las circunstancias tal y como son y desde esta perspectiva, realizar la valoración correspondiente.

Así las cosas, la solución a este conflicto – la solución de verdad – sólo vendrá cuando el Estado acceda a establecer un diálogo con la Generalitat para llegar a un acuerdo sobre la realización de un referéndum de autodeterminación. De este modo, aún si después de estas elecciones se diera el caso que se lograra formar un ejecutivo no independentista (a mi entender muy poco probable, por cierto), “el problema” seguiría existiendo y sólo sería cuestión de tiempo que volviera a resurgir.

Más allá de lo que pueda pasar este 21D, la población catalana seguirá siendo la misma. Y el anhelo a un referéndum del 80% de la población catalana continuará estando ahí… Y para que este referéndum llegue a hacerse realidad algún día (un referéndum acordado por ambas partes, me refiero) mucho me temo que la vía unilateral, en la que la voluntad del pueblo sea la protagonista, debe desempeñar un papel clave.

Así pues estas elecciones servirán de bien poco. Como mucho, para poder medir el porcentaje “real” del independentismo en Catalunya. Puesto que es cierto que los datos desprendidos del referéndum del 1 de Octubre, si bien son del todo legítimos, no reflejan la voluntad real” del conjunto de los catalanes. Básicamente porque el “bloque del 155”, es decir, PP, Ciudadanos y PSOE boicotearon la participación  llamando activamente a la abstención de su electorado.

Aún así, considero que estas elecciones son importantes. Aunque sea por una simple cuestión de dignidad. Porque, a mi modo de ver, sería muy triste (además de “injusto”) que aquellos que niegan el derecho a la autodeterminación y que han estado de acuerdo y han favorecido el uso de la fuerza y la represión en Catalunya obtuvieran el respaldo mayoritario de la ciudadanía en Catalunya.

A mi modo de ver, tras estas elecciones sólo se pueden producir estos dos escenarios: que el bloque independentista consiga la mayoría absoluta, o bien, que no lo haga. En caso de conseguirla, no tengo duda de que (cueste más o menos) “Junts per Catalunya(PDECat), ERC y CUP llegarán a un acuerdo para formar gobierno y entraremos así en una legislatura compleja, basada principalmente en la resistencia. En caso de que el bloque independentista no sume mayoría, creo que la cosa se complica bastante, puesto que dudo mucho que el resto de grupos consigan alcanzar un acuerdo para formar gobierno, y en este caso, el papel que juegue “Catalunya En Comú” va a resultar del todo crucial ya que considero que es imposible que Ciudadanos, PSOE y PP logren sumar mayoría por sí solos.

Llegados hasta aquí, debo decir que, aún lamentándolo mucho, desconfío enormemente de los planes que puedan tener desde “Catalunya En Comú”. Mi impresión es que en ningún caso van a apoyar la formación de un gobierno independentista pero tampoco van a facilitar un gobierno liderado por “Ciudadanos” o en el que se encuentre el PP. Creo que la estrategia de este grupo va a pasar, en cierto modo, por marear la perdiz hasta alcanzar un acuerdo con el PSC para apoyar la investidura de Miquel Iceta y traspasar a “Ciudadanos” y al PP la presión de no dar el gobierno al independentismo. Teniendo en cuenta que finalmente se materializara la hipótesis que estoy planteando, no descartaría en absoluto una enésima repetición de elecciones catalanas en un futuro próximo…

Personalmente, debo decir con gran decepción que creo que “los comunes” (y por extensión “Podemos”) se han convertido en un grupo más del engranaje del sistema, una pieza más de aquel “régimen del 78” que decían que venían a derrocar. Un partido convencional, algo más a la izquierda del PSOE pero cada vez más y más alejados de aquello que muchos entendíamos como “la nueva política” que bebía directamente de las reclamaciones del 15M y de los movimientos sociales.

Así que, aún con las contradicciones y las discrepancias que sé que albergo, esta vez tengo muy claro que la candidatura de la CUP va a ser mi opción. Entre otras razones por una tema de dignidad y de resistencia colectiva pero, sobretodo y de manera principal, por una cuestión de honestidad, coherencia y confianza.

Autor: En Ocasiones Pienso - Blog

“Al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas – la elección de la actitud personal que debe afrontar frente al destino – para decidir su propio camino” (Viktor Frankl)

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